Un éxodo de oscuras golondrinas

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¡Hola mundo! 17 diciembre, 2010

Filed under: Sin categoría — maggielignan @ 0:46

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Eco 12 enero, 2007

Filed under: Literatura — maggielignan @ 19:47

Eco.          

 

Tenía veinte años y se creía como todas, protagonista de una historia extraordinaria. Piel de papel de arroz, olor a caoba, andar de campana.

 

Un ajetreo arrítmico de zapatillas la anunciaba y Juan salía a recibirla, buscando entre serpentinas de cabello, los rollizos labios. – ¿Por qué tardaste? Te extrañaba.

El primer encuentro fue en el parque, ella cazaba grillos para guardarlos en jaulitas, Juan la observaba apoyado en el barandal de un puente y se sintió tan feliz, que no pudo guardarse la sonrisa y se acercó para decirle que quería pasar la vida con ella.

 

Se casaron. El enamorado colocó frente al espejo del tocador, que eligieron juntos, una cajita con un hermoso cantor de alas fuertes y doradas; quien entonó para ellos muchas veces la misma melodía, en aquella que los invitados llamaban “su primer noche juntos”.

 

No tuvieron hijos, pues Inocencia pensaba que había especies más frágiles a las que debía cuidar y proteger; él aceptó inmediatamente, liberado de una carga que pocos hombres anhelan, y pasaban las tardes meciéndose juntos, anestesiados con el tintineo de los insectos.

 

Un viernes Juan comenzó a quejarse, lo que al principio le pareció un encanto, se había convertido en una plaga. Imposible pisar el jardín sin matar a un buen número de bichos, pues lo habían invadido, y en la noche no se podía dormir con el escándalo de tantas alas. Ella justificaba a sus “niños” diciendo que si se habían reproducido tanto, era porque la compañía de los humanos los hacía felices. Juan dejó de regalarle a su mujer un grillo por cada aniversario.

 

La mecedora rechina para ocultar el silencio de Inocencia que no deja de mirar las flores de la cortina. Sus talones no tocan el piso, se escapan antes, no dejan que el balanceo y el corazón se detengan.

 

Él se marchó “ en muy poco tiempo” según palabras de la anciana. –Siempre creí que no podría vivir sin estar a mi lado, que me amaba como yo a él, pero no volvió. Así son los hombres: huidizos; se van, su mueren, o se quedan; pero no están.

 

El tejido crece incesantemente entre arrugadas manos, sin tomar la forma de un futuro dueño, solamente es un ilimitado rectángulo que interrumpe su monótono crecimiento para que la vieja hable: -Pensar que eran tantos que tapizaron el jardín y no quedó ni uno sólo, yo creo que eran todos machos porque desaparecieron. Desde chica mi mamá m regañaba por andar juntando grillos, no sé por qué me gustan tanto; aunque la verdad, es que sí eran un poco latosos, se metían en cualquier parte: en los cajones del escritorio, entre la ropa, en la cama, incluso una vez encontré uno en la cazuela del guisado. A lo mejor por eso se fue Juan y no quiso decir nada para no lastimarme hablando mal de mis animalitos… O tal vez temió acabar guardado en una jaula.

 

La anciana contó su historia mirándome desde sus ojos grises, aún tenía brillo en los labios y bajo su chal blanco guardaba un vestido rojo con delicadas cintas en el escote.

 

-Sin embargo, todavía escucho los grillos. ¿Usted no los oye?.

 

De cocoa

Filed under: Literatura — maggielignan @ 19:46

De cocoa

 

Esta mañana antes de tener conciencia tuve un orgasmo circular, nació de mi ombligo y en una media vuelta llegó al clítoris  regresando luego al origen: Sin embargo, estoy tan triste ahora.

 

¿Qué es lo que piensas a las cinco de la tarde? Yo me miro en el espejo y veo que una sombra oscura creció bajo mis ojos, parecen nidos.

 

Recuerdo cada olor de tu cuerpo, la temperatura en todos los rincones, las veta de sándalo en tu piel.

 

El último regalo que me hiciste, la esfera azul llena de chocolates en forma de mariposas, sigue ahí sobre la mesa. Eras como un padre que premia con dulces el mal comportamiento.

 

Después del desmayo cada mordida rebotaba en el aire y sólo quedaba en mi cabeza, como murmullo aquello de Villaurrútia:

 

“Amar es una sed, la de la llaga

que arde sin consumirse ni cerrarse”.

 

Cuando te sepultamos no lloré, estaba entretenida en la lluvia de flores blancas que te caía encima; apareció como calor esa imagen sobre mi cuerpo. Entraste en la tierra oscura como antes en mí.

 

Ahora, sentada frente a la mesa miro la esfera azul y lo que siento es incredulidad. –En la noche verás cómo los derretimos.- Dijiste.

 

Detrás de la ventana, en el parque, nada ha cambiado y la gente sigue haciendo hermosas cosas sin sentido: Caminan de extremo a extremo, se paran frente a la fuente a mirar, le ponen abrigo a los perros. Mira, ahí va la señora del niño pelirrojo, cómo te desesperaban sus chillidos. Ella se puso muy triste cuando se enteró de lo tuyo, no sabía qué decirme y me invitó a sentarme a tejer…

 

Es media tarde y el aire se llena del café que he preparado, necesito un abrazo y uso tú taza.

 

Cuando era niña los chocolates me gustaban mucho más que ahora. Mis favoritos eran los huevitos con rompope que me regalaban en pascua. Entonces pensaba que llegaría a ser madre de muchos niños con cabellos de colores y que los iría turnando para bajar por la resbaladilla, luego volveríamos a nuestra casa de grandes postigos de madera y una fuente en el patio que cantara siempre como lluvia.

 

Crecí  y me volví temerosa, me daba miedo trabajar, levantarme con frío a clasificar incomprensibles papeles en un escritorio metálico. Me resigné pronto a este pequeño departamento que poco a poco y me imaginé que era un Edén.

 

Esta mezcla de chocolate y café ha resultado muy buena, casi diría que va llenando mis vacíos, incluso me ayuda la sensación pegajosa que deja en las manos. Desde que partiste, no sé dónde colocarlas cuando duermo.

 

El techo está lleno de grietas, quisiera que el dolor escapara a través de ellas. Nunca quisiste que cortara mi cabello, decías que te gustaba sentirlo caer sobre tu pecho como una lluvia de seda.

 

Quiero pedirte algo:

Cuando este temblor  que nace de mi ombligo me haya envuelto y grite, abre de golpe la ventan y deposita sobre mí la espesura de tus besos. Humedece cada poro, cada espacio de mi piel que hasta ahora tu aliento no haya encontrado. Llévate de aquí todos mis sentidos y deja que se disuelva mi cuerpo heredero de mariposas.

 

Tirada sobre la alfombra se agolpan en mi mente los sonidos de tu risa, de la fuente, de la lluvia, de los cristales azules de la copa que tras un golpe de viento ha caído.

 

 

 

 

La belleza

Filed under: Literatura — maggielignan @ 19:45

La belleza

Eva nació para ser bella; sus ojos se lo decían, su corazón, siempre incompleto, se lo pedía; sus labios que, frente al espejo, ensayaban los más trémulos besos, se lo prometían.

 

Abrió el clóset, saco cualquiera de sus enormes túnicas pardas y escondió su cuerpo. Por momentos lograba olvidar su sobrepeso, cuando charlaba en un café horas enteras con sus amigas, haciendo una antología de los cortes de cabello que ha usado Luis Miguel: No, estás loca;  el más divino fue el que usó en el video de “La Incondicional”. Te juro que lo veo y todavía siento que me desmayo cuando voltea hacia la cámara.  No sé cómo pudo andar con la Marya, que tiene cara de changuito y las tetas tan grandes que le han de colgar hasta el suelo. La carcajada de las amigas tapó la angustia que le provocaron sus propias palabras, y que quiso llenar  con un enorme sorbo de coca-cola light.

 

Lo olvidaba también cuando iba al salón a que le arreglaran el cabello y las ya inaccesibles uñas de los pies. Su pelo húmedo volaba entre los dedos del estilista, mientras escuchaba con alivio las miserias de otros: A ver ahora sí, mira cómo quedaste, las luces cobrizas te sentaron muy bien  y te lo desvanecí  de los lados para que se vea menos redondita tu cara. Eva frente al espejo se estrelló.

 

Creció escuchando que las mujeres deben ser hermosas, como una especie de requisito indispensable, como un primer valor. La bondad, la dulzura, la inteligencia; son cualidades adicionales, lo importante en el sexo femenino son la capacidad de sacrificio y la belleza.

 

 Su madre siempre se lo advirtió, desde que en su fiesta de cinco años no lució exactamente como una princesa: Ay, hijita, mira nada más, de qué sirve tu naricilla respingada y tu vestido tan bonito con esta figura regordeta. Las niñas no pueden ser gorditas; con los niños es otra cosa, de todos modos los consiente uno, pero si sigues así, cuando seas grande no vas a encontrar quien te quiera.

 

Nunca tuvo los amigos que eligió, sino los que le permitieron serlo. Cuca, amiga más bien de su mamá, se acostumbró a salir con ambas; hasta las apodaba “el dueto maravilla” por lo mucho que la hacían reír y olvidar sus propios problemas. Laurita y Tere, también mayores que Eva, eran compañeras del coro de la iglesia; unas hermanas a las que educaron para ambicionar mucho más de lo que la vida les pudo ofrecer, y se quedaron esperando; la pasaban muy bien con Eva; juntas charlaban de los hombres como si ya hubieran tenido uno, con la contundencia que les daba el discurso de las tías y las abuelas.

 

Cuando fue adolescente, de vez en cuando la invitaron a una fiesta. Aún no era tan obesa, pero como desde pequeña le habían hecho  énfasis en su defecto,  no esperaba que los muchachos la trataran como a las otras chicas; sabía que no merecía flores, ni tarjetas, ni piropos; que no le abrirían la puerta para salir del coche y, sin embargo, se sentía lastimada  cuando uno de ésos muchachos le daba un manotazo en la espalda y le platicaba de su “buenísima técnica para ligarse viejas”; cuando la trataban como a un camarada y no como a una mujer.

 

Una vez, hace varios años y como treinta kilos,  tuvo un amigo especial: Hugo; desde que lo conoció fue muy amable con ella, ingenioso, buen conversador, siempre al tanto de lo más reciente en espectáculos y lugares de moda; la llevaba a todas partes y la presentaba como a una gran amiga; poco a poco él fue ganando terreno en el árido corazón de Eva; prácticamente se confesaba con ella, le decía que era una suerte encontrar a una mujer así: cálida, comprensiva, con sentido del humor; hasta que, como era evidente, él le fue llenando los vacíos.

 

Una tarde Eva se sintió, no valiente, sino con valor; se miró de frente, le gustaron sus ojos, sus pestañas enormes, sus labios naturalmente rosados, su cutis terso, sus ideas; lo invitó a cenar, se atrevió a usar un escote y a dejarse el cabello suelto, y se lo dijo simplemente así, como casi ninguna mujer lo diría: Te amo. Él la miró, entre incrédulo y ofendido: Bueno, este… la verdad, no lo imaginaba, pero… en fin, una cosa es como amigos. ¿Qué te puedo decir? No me lates, no podría abrazar o besar a alguien que… Seguro vas a encontrar quien  te ame como eres.

 

En un intento por alcanzar a ver a sus hijos, por muchos años ella cerró los ojos,  los apretaba muy fuerte y  se decía:  Sí, sí sé que estoy ahí. ¡Mira!, tengo una niña y un niño;  sí, y una casa bonita;  ése de ahí ha de ser mi esposo… ¿dónde estoy yo?… Ahí, lo veo, un día voy a ser delgada. Y fue con un chino del centro que predice el futuro en  las galletas, y también a que le leyeran la baraja española, y el tarot, y con una vecina que sabía de hidromancia, y todos le habían dicho que sí, que así sería y Eva estaba feliz.

 

Cumplir treinta y cinco le pesó tanto como el día en que se acabaron los números de la báscula y la archivó para siempre debajo de la cama. La maternidad ya le pareció imposible;  pasó toda la mañana en el baño llorando, y su mamá la llamaba desde afuera: Ven, anímate, ¿por qué estás así? Van a venir tus tíos y  mi amiga Cuca;  llámale a Laurita y a Tere para invitarlas;  voy a preparar unos sándwiches muy buenos.

 

Le daba vergüenza que la vieran y más vergüenza mirarse; se culpaba siempre de vivir dentro de aquel cuerpo deforme, indigno, ofensivo. Todas las noches lloraba y todas las mañanas se enojaba por ser quien era; por no haber tenido el coraje suficiente para librarse de aquella prisión.

 

Cuando llegó el pastel sintió que ya había sufrido demasiado, que si no se consolaba a sí misma nadie lo haría, que no valía la pena recriminarse tanto por lo que escapaba de sus manos y que “las penas con pan son buenas”.

 

Se sabía linda, una delicada dama vivía bajo aquel cuerpo ajeno, desconocido, vulgar; por eso se sometió a tantos tratamientos, a costa de la salud y la dignidad. Lo único que le interesaba perder eran kilos.

 

Trató de concentrarse, practicó yoga y meditación, recurrió a la acupuntura y al homeópata. Bajaba un poco, muy lentamente. Un día un doctor le dijo que no debía desesperarse, que finalmente no subió todos esos kilos en unas semanas. ¿Con eso qué me quiere decir?, ¿que más o menos a los setenta años ya voy a estar delgada?

 

Su abuelita le dijo: “¿Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?” Con que no comas dulces ni refrescos es suficiente. Eva dejó de comer dulces, refrescos, pan, tortillas, queso, leche, azúcar, pastas, carne, nueces y hasta jitomates. Lo intentó,  pero vivir de lechuga, manzana y calabacitas le daba gastritis. Llegó a vomitar por el hambre que sentía, y se aguantó y volvió a vomitar, y apretó fuerte los puños y se aguantó y volvió a vomitar, y se hizo una rutina.

 

Hizo también una “manda”, le ofreció a la Virgen de Guadalupe que si la ayudaba, le encendería una veladora por cada kilo perdido. Le regalaron un talismán verde, para recuperar la salud y lo llevaba siempre en su bolsa; hasta se compró ropa íntima de última moda para motivarse pensando que ya pronto la estrenaría.

 

Tembló bajo el efecto de las anfetaminas, se irritó la piel de tanto sudar con el traje de plástico, padeció unas agruras terribles con la dieta de los jugos, se comió las uñas para no cenar,  se laxó, se sacó el agua con diuréticos y hasta llegó a desmayarse con las pastillas aquéllas de “hierbitas naturales”.

 

Los médicos no la atendían correctamente si enfermaba: Es que está usted muy pasada de peso, no vale la pena que le revisemos los riñones, ni la matriz, ni las muelas; todo lo que le pasa es porque está muy gorda y, si tuviera un poquito de voluntad, podría bajar. Escuchó  incluso a uno que le dijo que su obesidad era mórbida y que lo más conveniente era engraparle el estómago; le dio miedo, lo consideró,  pero era demasiado dinero para una mujer sin amistades ni empleo.

 

Pasaron los años,  llegó a encontrarse compañeras de la escuela que también fueron gordas alguna vez y que ahora habían adelgazado; no soportaba la imagen del fracaso y se alejaba apresurada para no saludarlas. ¿Qué hicieron ellas? ¡Qué descanso!, una dieta drástica una sola vez y se acabó, nunca más volvieron a mirarlas con benevolencia,  a ofenderlas, a despreciarlas de primera instancia; ahora tenían la oportunidad de ser personas; de saberse aceptadas, rechazadas, contratadas, felicitadas o criticadas por motivo de su capacidad y su carácter.

 

Escuchó también muchas cosas que le dijeron el terapeuta, su mamá, las siempre acomedidas vecinas y, por supuesto, sus esbeltas amigas de la iglesia, que jamás mascaron chicles de picolinato de cromo para distraer el hambre: No te quieres a ti misma ,así no puedes querer a los demás. Si le pusieras tantitas ganas, mira cómo yo no engordo nunca. No hay mujeres feas, sólo descuidadas. Estás castigándote por algo. Eres insegura. Las gordas son sucias, desaliñadas, huelen a grasa; no, no es cierto, son simpáticas, chistosas; compensan su fealdad con buen humor. Lo que debes hacer es tomar mucha agua. No cenes. No comas entre horas. No desayunes.

 

Un día  se hartó y decidió simplemente comer, comer todo aquello que su organismo le reclamaba, sin pensar en las calorías ni en los carbohidratos ni en las grasas saturadas; comer con placer y con gusto, sin culpa ni vergüenza.

 

Tanta libertad la desbordó, no cupo más en la ropa que vendían en las tiendas, le quitó las patas a la cama porque reventaron, se le amontonaban los minutos en espera de un taxi que pudiera llevarla; no volvió al cine, ni al teatro, ni a los restaurantes, para no escuchar una disculpa por no poder darle un asiento lo suficientemente amplio.

 

Estaba desolada. Quiso huir. Ya sus pasos se habían tornado lentos  para no caer, sus piernas chocaban una contra otra en el intento de avanzar y se herían mutuamente. Empezó a llover sin tregua, y luego a granizar. La gente, apresurada, se refugió en casas y comercios. Eva aferraba los dedos de los pies a los zapatos,  no pudo más y resbaló, cayó de espaldas sobre el hielo, no consiguió enderezarse, pidió ayuda pero todos se había ido, así pasaron muchas horas.

 

Tirada boca arriba se le heló la espalda, sus oídos  se llenaron de tormenta y cerró los ojos. En definitiva era bella, los curiosos que se acercaron no podrían dejar de notarlo: su piel nívea, las manos de hada, el cabello de seda, el gesto de un ángel caído.

 

 

 

 

 

Marea Alta

Filed under: Literatura — maggielignan @ 19:43

“Marea alta”

 

 

Ana era un delfín, lo sabía porque cuando nadaba de aquí para allá inmersa en el río de gente que atraviesa la ciudad, sentía que algo tan estrecho no podía ser su corriente; se lo confirmaban sus manos puntiagudas, su cabello grisáceo y sus ojos entre verde y amarillo.

 

Definitivamente era un delfín, esta certeza se acentuaba en las noches cuando la luz de la luna que empezaba a filtrarse por la ventana la invitaba a introducirse en su habitación como en un acuario. Su cama, cubierta por un edredón azul tenía por almohadas un  montón de cojines que imitaban los colores y las formas de las conchitas que en la arena se revuelcan y a manera de cabecera un gran póster del mar llenaba la pared de lado a lado; al fondo, junto al escritorio, un espejo hacía doble la pecera azul donde nadaban  ambarinos pececillos que inundaban el cuarto con su olor; cada noche Ana después de librarse de la ropa introducía un dedo en la pecera y gota a gota se perfumaba para introducirse en la cama.

 

Una noche, ya apagada la luz, le pareció que el póster tenía algo especial, la espuma de las olas era más blanca, más luminosa, estiró la mano para tocarla; podía sentir que estaba tibia. Se quedó dormida, los pies inquietos buscaban un sitio fresco en el fondo de la cama; algo como arena, como sal, le cubrió el cuerpo, llena de calor tiró el edredón, un intenso placer la recorrió entera, algo como un escalofrío le desprendió el alma.

 

A la mañana siguiente alguien le gritó desde la puerta que ya era hora. La luz del cuarto reveló una cama vacía y empapada.

 

poesía 1

Filed under: Literatura — maggielignan @ 19:41

 

 

 

 

 

Tímboli

 

 

 

1

 

Con los años entre las manos

me  asomé al espejo para ver si te encontraba

 

alimenté a la muñeca con polvo de galletas

la abracé cada vez que lloró

y le dije que yo era su madre

y que eso le bastaba en el mundo

 

palabra tras palabra quise construirte

recé

como dijo la madre Sole que pedían a sus hijos las mujeres buenas

 

2

 

Pensé que vendrías de sus ojos verdes

desde aquella árida distancia

del punto ciego que llamé calor

 

llegaste por el atajo de la ventura

como promesa anónima

 

pensé que llegarías de sus codiciadas manos 

de su piel ajena

de sus palabras infinitas

 

llegaste en el silencio

como una revelación

como una anuncio íntimo

 

3

 

avanza                              viaja              

  asciende                      desciende  

    rodea                     permanece

       acecha             espera

          encuentra   recibe

                    uno  uno

                 me multiplico               

                 te multiplicas

 

                   no eres tú

                    no soy yo

 

        diminuto y constante late

 

4

 

Hoy amanecí distinta

más temerosa

y más valiente

 

 

 

 

 

 

5

 

“Positivo”:

                   Incrédula

                    me llevo las manos a la boca

 

                    Plena

                    sonrío

 

                    Turbada

                     no sé a dónde mirar

 

                    Asombrada

                     lloro

 

                     Feliz

                     tiemblo

                       

                    Cálida

                     pongo las manos en mi vientre

 

                     Excitada

                     quiero decirlo

 

                    Complacida

                     me observo

 

                     Conmovida

                     te hablo

 

 

 

6

 

Ya conozco tu corazón

dijo frases minúsculas

firmes como un grito

 

Un eco acuático te anuncia

conocerás la luz

los perros

el suéter que tejí

 

Algo como pies y manos  vuela en mi vientre

lo llena de presentimientos

estoy inmensa

giras mientras duermo

sueñas mientras piso

es tanta sangre lo que me marea

 

Salgo a caminar todas las tardes

para adelantarte algo del mundo

los grillos

los aviones

el agua

 

 

 

 

 

 

7

 

Ya casi estás aquí

me lo dice el tul almidonado

y mi cadera que gime

 

Casi estás aquí

has dado un empujón

de los muchos que darás para instalarte

 

Hoy el aire está distinto

huele a tu piel novel

a tus dedos de ángel

a tus ojos que me mirarán como recién llegados de otro mundo

 

El médico y tu padre y los pájaros y las motocicletas callan

Primero tu cabeza

luego tus hombros

tu frente ungiendo mis labios después

 

8

 

Tu queja lo inunda todo

abarca la distancia de la noche

es una saeta clavada en mis pezones

mano leche como luna

 

 

 

 

 

 

Tu voz llega hasta mi cuerpo abierto

no importa el dolor

voy a ti en un salto

clamo: “¡el niñito, el niñito¡

como para que alguien te traiga de nuevo a mis entrañas

y yo te cante como antes

y no llores nunca

 

9

 

Has encontrado tus manos

pasan como mariposas frente a tu sonrisa desdentada

tu edad comenzó en mi cuerpo

y ahora se escapa a otra parte

al aro verde que quieres alcanzar

 

Buscas mi voz como a un muro

quieres sostenerte

yo invento un nombre

y tus labios ensayan repetirlo

 

Te conviertes en aquello que descubres

 tu llanto vuelve de arena el tedio

 

Con un dedo me dices que tengo ojos como tú y boca como tú

con el mismo dedo me preguntas por todo lo que brilla

 

 

 

 

10

 

Apagaste la vela con un soplo

te reconoces

te escondes

decides que ahí sí meterás el dedo

que llegarás hasta allá

de pie o a gatas si lo precisa la aventura

 

 

No siempre distinguirás el límite

te llenaras la boca de argumentos

te irás después

 

 

Te traje al mundo por frenesí

por un deseo loco de olerte y tocarte

para decirte lo que debí decirme

para escuchar de ti lo inesperado

por apostar a que fallaban todas mis predicciones

 

 

Pequeñísimo y extenso

veo las líneas de tu mano y las beso

como a una turquesa que contiene todo lo azul

 

              

 

                                                 

 

 

 

 

         

 

 

Tímboli

Filed under: Viajes — maggielignan @ 19:37

 

 

 

 

 

Tímboli

 

 

 

1

 

Con los años entre las manos

me  asomé al espejo para ver si te encontraba

 

alimenté a la muñeca con polvo de galletas

la abracé cada vez que lloró

y le dije que yo era su madre

y que eso le bastaba en el mundo

 

palabra tras palabra quise construirte

recé

como dijo la madre Sole que pedían a sus hijos las mujeres buenas

 

2

 

Pensé que vendrías de sus ojos verdes

desde aquella árida distancia

del punto ciego que llamé calor

 

llegaste por el atajo de la ventura

como promesa anónima

 

pensé que llegarías de sus codiciadas manos 

de su piel ajena

de sus palabras infinitas

 

llegaste en el silencio

como una revelación

como una anuncio íntimo

 

3

 

avanza                              viaja              

  asciende                      desciende  

    rodea                     permanece

       acecha             espera

          encuentra   recibe

                    uno  uno

                 me multiplico               

                 te multiplicas

 

                   no eres tú

                    no soy yo

 

        diminuto y constante late

 

4

 

Hoy amanecí distinta

más temerosa

y más valiente

 

 

 

 

 

 

5

 

“Positivo”:

                   Incrédula

                    me llevo las manos a la boca

 

                    Plena

                    sonrío

 

                    Turbada

                     no sé a dónde mirar

 

                    Asombrada

                     lloro

 

                     Feliz

                     tiemblo

                       

                    Cálida

                     pongo las manos en mi vientre

 

                     Excitada

                     quiero decirlo

 

                    Complacida

                     me observo

 

                     Conmovida

                     te hablo

 

 

 

6

 

Ya conozco tu corazón

dijo frases minúsculas

firmes como un grito

 

Un eco acuático te anuncia

conocerás la luz

los perros

el suéter que tejí

 

Algo como pies y manos  vuela en mi vientre

lo llena de presentimientos

estoy inmensa

giras mientras duermo

sueñas mientras piso

es tanta sangre lo que me marea

 

Salgo a caminar todas las tardes

para adelantarte algo del mundo

los grillos

los aviones

el agua

 

 

 

 

 

 

7

 

Ya casi estás aquí

me lo dice el tul almidonado

y mi cadera que gime

 

Casi estás aquí

has dado un empujón

de los muchos que darás para instalarte

 

Hoy el aire está distinto

huele a tu piel novel

a tus dedos de ángel

a tus ojos que me mirarán como recién llegados de otro mundo

 

El médico y tu padre y los pájaros y las motocicletas callan

Primero tu cabeza

luego tus hombros

tu frente ungiendo mis labios después

 

8

 

Tu queja lo inunda todo

abarca la distancia de la noche

es una saeta clavada en mis pezones

mano leche como luna

 

 

 

 

 

 

Tu voz llega hasta mi cuerpo abierto

no importa el dolor

voy a ti en un salto

clamo: “¡el niñito, el niñito¡

como para que alguien te traiga de nuevo a mis entrañas

y yo te cante como antes

y no llores nunca

 

9

 

Has encontrado tus manos

pasan como mariposas frente a tu sonrisa desdentada

tu edad comenzó en mi cuerpo

y ahora se escapa a otra parte

al aro verde que quieres alcanzar

 

Buscas mi voz como a un muro

quieres sostenerte

yo invento un nombre

y tus labios ensayan repetirlo

 

Te conviertes en aquello que descubres

 tu llanto vuelve de arena el tedio

 

Con un dedo me dices que tengo ojos como tú y boca como tú

con el mismo dedo me preguntas por todo lo que brilla

 

 

 

 

10

 

Apagaste la vela con un soplo

te reconoces

te escondes

decides que ahí sí meterás el dedo

que llegarás hasta allá

de pie o a gatas si lo precisa la aventura

 

 

No siempre distinguirás el límite

te llenaras la boca de argumentos

te irás después

 

 

Te traje al mundo por frenesí

por un deseo loco de olerte y tocarte

para decirte lo que debí decirme

para escuchar de ti lo inesperado

por apostar a que fallaban todas mis predicciones

 

 

Pequeñísimo y extenso

veo las líneas de tu mano y las beso

como a una turquesa que contiene todo lo azul

 

              

 

                                                 

 

 

 

 

 

 

         

 

 

Romper en tierra

Filed under: Literatura — maggielignan @ 12:12

Romper en tierra

 

Padre nuestro

no sé si estés en algún lado

de cualquier modo es bueno 

santificar tu nombre

pero tu reino

ése sí no nos lo des

es ajeno

hermético

ficticio

fantasmagórico

 

 

Si aún nos tienes buena voluntad

hágase ésta en nosotros,

danos algo cada día

aunque sea un indicio

 

 

 

 

Perdona nuestras ofensas

así como nosotros perdonamos tu abandono

 

Ya que nos es inevitable caer incesantemente

déjanos caer sin culpa

y sobre todo líbranos

líbranos por favor de esta debilidad

que nos lleva a creer

que algún día vas a salvarnos

 

*

 

Está bajando la marea

mis manos

cubiertas de arena

son carta cerrada

no puedo leerlas

 

La playa está sembrada de astillas

restos de lo que amé

de lo que aún busco

de lo que fortuitamente he sido

 

 

Sin embargo

el oleaje 

suave ya

me remite a tu voz

llena de palabras precisas

esenciales…

 

Tengo tantas ganas de abrazarme a ti

rendirme en ti

bajar la guardia

cerrar los ojos

sobre tu pecho

respirar tu piel

 

 

Todo huele a sal

el sol sube

y el calor

poco a poco

se va hospedando en

en mis oquedades

 

 

*

 

 

Quisiera verte amando

quiero saber cuánto das de ti

con qué premura te entregas

cuánto pides

cuánto guardas

cuánto miden tus silencios

cuánto pesan

 

Dónde posas los ojos cuando vuelves

qué es lo primero que piensas

 

Si mientes

qué es lo primero que dices

 

 

*

 

 

 

 

 

 

Un sinnúmero de pretextos te están buscando

el desasosiego te llama

el frío te busca

el temblor te nombra

 

Ojalá te sea inevitable mirar mis labios

pensar si entre ellos cabrán tus dudas

ojalá te urja la tibieza

la ternura

ojalá que un día reviente tu equilibrio

 

Mientras

mis letras te tocan

te alcanzan

ojalá tiembles cuando tus ojos las recorren

y algo en ti dude

y te obligue a descolgar la bocina

a hurgar en el mail

a abrazar la almohada y cerrar los ojos

 

Ojalá me necesites un poco después de que amas

ojalá alguna vez cruces los dedos por si acaso

 

 

*

 

Silencioso vas como un camino

recoges fe

esperanza

 

Buscas

sólo la luz

sólo el día

sólo los sueños

 

Eres inocente

casi novel

a través de ti

voy a lugares de mi misma

que había olvidado

 

 

Recorres la vida

lleno de párvulos anhelos

forjas en tu entusiasmo la verdad

brillan tus ojos como los de un ángel

que se cree capaz de protegerme

 

 

 

Tanto has abierto mi corazón

que a veces te creo

 

 

*

 

 

Desde hace algún tiempo

cuando me miro en el espejo

estás tú

 

Definitivamente estás en mi nuevo peinado

en la calma cuando estaba a punto de gritar

en el vino tinto que bebo sola

en esta alegría que me da escribirte un montón de estupideces

que se han vuelto muchísimo más importantes

que todo lo que urge

 

 

 

*

 

 

 

 

A veces amanezco como hoy

Envuelta en un marasmo, en una nube

Voy por la calle cantando sin escuchar lo que demandan los niños

Me siento llena de algo

Es el dolor volviéndose cálido

Estas ganas de decir

De pintar

De plasmar

Tocar la arena

Su aspereza

Sanarme con la dulce quemadura de la cera

Extender las manos llenas de tinta

Atravesar corazones

Dolores

Angustias

Dudas

Tocarte y que me necesites

Mirarme y necesitarme

Besar sin compromisos

Respirar otra tibieza otro sabor 

 

 

 

A veces como hoy

Me tolero

 

*

 

Ya sé qué es lo que pasó

Estoy subida en un columpio

Por eso es el vaivén

Por eso subo sonriente convencida de que casi toco el cielo

Y bajo con el estómago y las piernas y el corazón encogido

 

*

Como bien dicen

El alma no envejece nunca

Yo lo sé

porque después de esperar a que la pasta

esté a punto para condimentar la sopa

Después de hacer la tarea con los niños

Pero sobre todo después de sucumbir bajo las cuentas

Quiero escribir de eso que siento cuando te observo subir la mirada desde el suelo para clavarse en mis ojos

*

Abro los ojos

El malhumor me dice que me faltas

Antes del primer café

No hay más que esta sensación conjunta

 

Me indignan de este mundo

Tantas cosas por las que nada puedo hacer

si mis palabras volaran

 

A veces me conmuevo de mis propios intentos

De mi incredulidad que es candidez

¿dónde he estado todo este tiempo?

 

Tras el primer sorbo de café cierro los ojos

Quisiera pasar como tú por la vida

Casi sin tocar las cosas

Ajeno

 

Va creciendo la enramada y llena los muros

Los llena de sombra

 

Si un día me abriera las venas saldrían palabras y café

Estoy segura

 

¿Qué saldría de tus venas?

¿Alguna duda?

 

 

 

 

 

 

Prohibido 2

Filed under: Literatura — maggielignan @ 12:08

Si me preguntas

si me observas

si insinúas

si me aclaras

si me das la mano

si me nombras con total indiferencia

si temes

si amas

si deliberadamente te alejas

si cautelosamente te acercas

si te incomoda

si te halaga

si te inquieta

si te adula

 

Delante de tu piel

voy a negarlo

 

*

 

Tendida boca arriba

respiro

veo luz

sí, qué increíble, veo luz

 

El tiempo es diminuto

y se acumula

como arena se filtra en la edad

y en las preguntas

 

Despierto de un prolongado letargo

hay espinas

con cuidado me muevo

 

 

Mi corazón ya no quiere analgésicos

va cada vez más ligero

ascendiendo por una escalera

 

Tomo de ti lo que necesito

construyo una fantasía

como si pudieras ser lo que imagino

 

Gracias

gracias por la lejanía

que no me da de ti lo cotidiano

gracias por devolverme la inocencia

y ese espacio que abarca la duda

de creer que podría ser

 

*

 

El granizo está golpeando la ventana

algo parecido al corazón que tuve está latiendo

me voy acordando

hasta te respiro

 

Quién sabe qué tarde

estallaste en mi sangre como el sax de Louis Amstrong

desde entonces no ha dejado de llover

 

*

                

He recorrido los caminos de mi cuerpo

buscándote

 

Tienes la estatura de tu entrega

de tu inteligencia y tu intuición

 

Has buscado en tus esquinas 

con el pretexto de mi nombre

 

Pisas seguro y confiado

pero dudas al mirarme

cortas de golpe las palabras

te guardas las preguntas

 

Irrumpo y te toco con mi voz

me tocas

 

No sé nada de ti

pero podría entregarme

no te imaginas que escribo

en el espacio que llenaría tu espalda

mientras lejano sueñas

 

 

 

*

 

Mi cabeza está llena de ruidos

no para

voy tras el sonido

por una nota

escribo en el silencio

 

*

 

Me cansé de amar lo hueco

lo vacío

la piel

lo externo

tantas palabras

que no me abrigaron

las ideas

los sueños

el sonido

sólo el aroma

 

Nunca encontramos

¿te das cuenta?

ni encontramos

ni nos encontramos

 

 

Me buscaste en tu esperanza

deshabitada, desierta

en tu soledad

ingenua

agreste

añeja

 

Te inventé en mi miedo

en mi debilidad

en mi premura

 

¿Hoy qué somos?

Camino andado

celada

fragilidad

huellas…

huellas

 

¿Será             que uno se cansa de imaginar

de esperar?

cualquier cosa

una pasión que justifique la pobreza

que haga mínimas las grietas y la humedad

que nos duerma cada noche plenos

que nos dé nueva la piel, nuevos los besos, nuevo el aliento

cualquier cosa, te digo

hubiera servido también la riqueza

para vestir de seda los labios gastados y agrios

para viajar a otras camas, con otros climas

donde quizá no importe lo que dijimos

pero ya ves

es así

no estoy en tu cuerpo

no estás en mis palabras

no estamos

aquí

en el sitio donde sembramos planes, hijos, jardineras y mascotas

 

Aquí no estamos

tú estás en el sitio donde nos dividimos

estás ahí diciéndome que nada de lo que pasó pasará

yo estoy aquí

donde no puedo creer

 

¿Y ahora?

Tenemos hijos, jardineras, mascotas

huellas…

huellas

 

*

Estoy hurgando en los escombros

entre pedazos de piel y de esperanza

de olvido y entusiasmo

entre alacranes grandes y pequeños

entre instantáneas alegrías

 

Revuelvo con las manos, con el corazón, con los dientes, con el sexo

encuentro promesas de pasado

vestigios de un posible futuro

voces, nombres que me dieron voz

intenciones que me nombraron

 

En la mitad de mi trayectoria me detengo

observo, enumero, enderezo, remiendo

¿Quién no está armado de pedazos?

 

Tengo más de media vida delante

¿dónde estarás tú cuando escasee el cariño

cuando las manos busquen dónde posarse

como mariposas perdidas

como pájaros caídos?

 

Quiero entonces mirar hacia atrás

y no sentir un hueco

no desear el futuro

con la ansiedad de un presente vacío

Es que es como cuando se está callado mucho tiempo

y uno se llena de llanto

de ternura

de abismos

de fragilidad

y entonces llega alguien y hace una pregunta

por cotidiana y diminuta que parezca:

“¿Cómo estás?”

y al tratar de responder uno se rompe

 

Guárdate en mi olvido

Para que no me duelas

 

*

 

Voy a amarte sólo por unos días

sólo mientras tomo fuerza

sólo mientras estoy tan susceptible

que hasta puedo decirte que te amo sin estar segura

 

Te invento

porque estoy deshabitada

y cuando duermo, cuando lloro, cuando miro

necesito señales

donde debiera haber brazos, cuerpo, argumentos

 

Voy a amarte hasta donde me duren las ganas

un minuto antes de tu jactancia

apenas a unos segundos de tu nobleza

un instante antes de tu altruismo

 

Tus dudas no están de por medio

tú lo sabes

no te urgen mis labios

no te inquietas

no tiemblas

no me inventas

 

*

 

Sola

como un lugar

emerjo de mí misma

para naufragar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prohibido

Filed under: Literatura — maggielignan @ 12:07

Prohibido

 

 

Tomaste el camino de mis presentimientos

como una buenanueva esperada

 

Tomaste por asalto a mi corazón

a mis excusas

a mis temores

 

Llegaste de quién sabe dónde a llenarlo todo

certero y distante

cálido y ajeno

 

*

 

Tus ojos son luminosos y profundos

guardan todo lo que callas

mi corazón se abre para oírlos

 

*

 

Siempre supe que llegarías

incluso sabía tu nombre

 

 

Desde muy joven te busqué

detrás de los árboles

entre las piedras del río

en las ventanas de los edificios

 

Traté de adivinar tu aroma

tu sabor

tu miedo

tu voz

tus razones

tu temperatura

tu medida

 

Llegaste en el momento más inoportuno

como suele hacerlo el amor

 

Te he encontrado

tu llegada es lo importante

ya puedo enumerarte entre mis bendiciones

 

*

 

Tus labios:

dulzura

espina

anhelo

revelación

quebranto

límite

pieza clave

impulso

caja de secretos

tesoro

peligro

esperanza

tibieza

elixir

perfume

fractura

fragilidad

 

Inalcanzables

prohibidos

 

*

 

Pasaste a un lado de mi vida

casi invisible

como el caracol silente

 

Caminaste a un lado de mis pasos

confidente y solidario

conversaste incomprensible, inexplicable

a un lado de mi voz

 

Vienes desde quién sabe cuál distancia

desde desconocidos caminos

desde extraños besos

 

Eres otro

te observo como por primera vez

y algo en mí se mueve

vibra

late

 

Como el caracol

silente voy a un lado de tus pasos

 

*

 

Lejana a la belleza que calculas

a las texturas que persigues

a los cuerpos que a tu alma se acomodan

 

Distinta a las medidas que amas

a las palabras que te explican

a los gestos que te encantan

a los credos que persignas

 

Soy de otra materia

estoy hecha de intensas tormentas

de laberintos truncos

minerales recuerdos

infinitas dudas

cálidas certezas

bondadosas angustias

indulgentes pasiones

condescendientes soledades

amables frustraciones

bienintencionadas despedidas

 

No ves cómo te observo

no escuchas que te llamo

no te completo

 

*

 

Temo ganarte

y que después te vayas

temo nombrarte y que me faltes

temo sobre todo que me ames

 

Llegaste tan a destiempo

que quizá confundas la cautela

con puertas cerradas

con corazón inerte

con labios lacrados

 

Te necesito cerca

a un costado de mi esperanza

entre mis palabras favoritas

al lado de mi fortaleza

enfrente de mis dudas

 

A la imprudente distancia de un beso prohibido

 

*

 

Llena de melancolía

no me dicto lo que siento

le pongo nombres vacíos:

Ocio

Tedio

Soledad

 

Me ocupo

me ocupo mucho

sobre todo de no acordarme

 

 

Dijiste que hay que dejar al destino hacer lo suyo

yo lo dejo borrarte

ni te pertenezco ni me perteneces

lo dejo que me oferte otras cosas

emociones distintas

distantes

 

Sigo

cada día doy un paso frente al otro

y así voy juntando calles y caminos

edad y valor

fracasos y venturas

sin nombrarte

sin que me faltes

 

*